Cuando hablamos del origen de la moral usualmente se plantean 3 hipótesis: 1) Que ésta tiene un origen divino, es decir son mandamientos impartidos por Dios; 2) Que tiene un origen social, es decir son convenciones alcanzadas por la sociedad a lo largo de su historia; y 3) Son producto de la naturaleza humana, es decir nacemos con ciertos instintos que son la base de los sistemas morales.
Es probable que las comunidades religiosas de todo el planeta estén de acuerdo en que el sistema moral bajo el que se rigen es de origen divino, mandamientos o principios dados por Dios, y que se plasman en un libro sagrado. Por lo tanto, si hubiera alguna duda sobre el Bien o el Mal de cierta acción, se recurre a los libros sagrados para encontrar el criterio que rige la rectitud del actuar.
En la actualidad, en el mundo cristiano, nos encontramos frecuentemente con situaciones o dilemas sobre la correcta forma de actuar, y aunque no queramos admitirlo, muchas veces la Biblia no nos da la respuesta. Las interpretaciones que se hacen resultan a veces extremas o antojadizas, y muchas veces van en contra del sentido común.
Si abordamos la primera hipótesis sobre el origen divino de la moral, uno podría argumentar que si el sistema moral es impartido por Dios, este “debería” ser perfecto, pues por definición es elaborado por Dios, por lo que debería ser inmutable, es decir no cambiar en el tiempo, ser eterno, y universal, aplicado para todos los pueblos, entre otras características. Para empezar, está claro que “universal” no es, pues las distintas comunidades religiosas han desarrollado sistemas morales que se diferencian entre sí, en temas menores pero también en temas clave. Podríamos decir que un sistema es mejor que otro?. Aquí podemos entrar en un debate sobre el relativismo cultural y la tolerancia hacia lo que se considera un sistema moral superior. ¿El cristiano occidental es superior al hindú o islámico?
Mi interés es focalizarme en la otra característica: la inmutabilidad de un sistema moral. ¿Lo que se considera bueno en un tiempo es bueno para todos los tiempos?, ¿Matar al prójimo ha sido reprobable siempre?, ¿El criterio de justicia ha sido el mismo para Dios todo el tiempo?, ¿El trato a la mujer ha variado?, ¿La monogamia o la poligamia, cual es el mandato divino?, etc.
En el Antiguo Testamento podemos rescatar muchas prácticas pre-cristianas basadas en los mandamientos dados por Dios a través de Moisés y los profetas. En los libros Levítico y Deuteronomio, textos muy interesantes por cierto para entender la mentalidad de los pueblos del medio oriente, encontramos el sistema moral de la época. Moisés luego de sacar al “pueblo elegido” de Egipto va en busca de la tierra prometida, pero en el camino imparte los mandamientos dados por Yavé, que no fueron solamente Diez (esos eran los más presentables) sino varios cientos de mandamientos. Este sistema se asumía divino pues venia directamente de Dios y por tanto su autoridad no podía ser puesta en duda.
Recorramos, pues, algunos de ellos:
“Impurezas” sexuales
Levítico 15:19-24
19 Y cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su carne, siete días estará apartada; y cualquiera que tocare en ella, será inmundo hasta la tarde.
20 Y todo aquello sobre que ella se acostare mientras su separación, será inmundo: también todo aquello sobre que se sentare, será inmundo.
21 Y cualquiera que tocare a su cama, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será inmundo hasta la tarde.
22 También cualquiera que tocare cualquier mueble sobre que ella se hubiere sentado, lavará sus vestidos; lavaráse luego a sí mismo con agua, y será inmundo hasta la tarde.
23 Y si estuviere sobre la cama, o sobre la silla en que ella se hubiere sentado, el que tocare en ella será inmundo hasta la tarde.
24 Y si alguno durmiere con ella, y su menstruo fuere sobre él, será inmundo por siete días; y toda cama sobre que durmiere, será inmunda.
Ley del talión
Levítico 24:17-22
17 El que hiera de muerte a cualquier persona morirá.
18. El que hiera de muerte a un animal pagará con otro; vida por vida.
19. El que cause alguna lesión a su prójimo, como él hizo, así se le hará:
20. fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se hará la misma lesión que él ha causado al otro.
21. El que mate a un animal, dará otro por él, pero el que mate a una persona humana, morirá.
22. La ley será la misma para el forastero y para el nativo, porque yo soy Yavé, su Dios.»
Deuteronomio 19:11-13
11 Pero si hubiere alguno que aborreciere a su prójimo y lo acechare, y se levantare contra él y lo hiriere de muerte, y muriere; si huyere a alguna de estas ciudades,
12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera.
13 No le compadecerás; y quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien.
Intolerancia religiosa
Deuteronomio 13:7-11
7. Si tu hermano, hijo de tu padre, si tu hijo o tu hija, o la mujer que descansa en tu regazo o el amigo a quien amas tanto como a ti mismo, trata de seducirte en secreto, diciéndote: «Vamos a servir a otros dioses», dioses que no conociste ni tú ni tus padres,
8. dioses de los pueblos próximos o lejanos que te rodean de un extremo a otro de la tierra, 9. no le harás caso ni lo escucharás. No tendrás piedad de él, no lo perdonarás ni lo encubrirás,
10. sino que lo matarás. Tu mano será la primera en caer sobre él, y después lo hará todo el pueblo.
11. Lo apedrearán hasta que muera, porque trató de apartarte de Yavé, tu Dios, el que te sacó del país de Egipto, de la casa de la esclavitud.
Esclavitud
Deuteronomio 21:10-14
10. Cuando vayas a la guerra contra tus enemigos, y Yavé, tu Dios, te los entregue,
11. verás tal vez entre las cautivas a una mujer hermosa, te enamoras de ella y querrás hacerla tu esposa.
12. Entonces la llevarás a tu casa, donde se rapará la cabeza y se cortará las uñas.
13. Dejará el vestido que llevaba cuando fue tomada, y quedará en tu casa durante un mes, haciendo duelo por su padre y su madre. Después te juntarás con ella y tú serás su marido y ella tu esposa.
14. Si con el tiempo ya no te agrada, la despedirás; pero no podrás venderla por dinero, ni hacerla tu esclava, ya que la tomaste.
Poligamia
Deuteronomio 21:15-17
15 Si un hombre tuviere dos mujeres, la una amada y la otra aborrecida, y la amada y la aborrecida le hubieren dado hijos, y el hijo primogénito fuere de la aborrecida;
16 en el día que hiciere heredar a sus hijos lo que tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la amada con preferencia al hijo de la aborrecida, que es el primogénito;
17 mas al hijo de la aborrecida reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que correspondiere a cada uno de los demás; porque él es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la primogenitura.
Divorcio
Deuteronomio 24:1-4
1 Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, puede ser que le encuentre algún defecto y ya no la quiera. En ese caso, escribirá un certificado de divorcio que le entregará antes de despedirla de su casa.
2. Habiendo salido de su casa, puede ser la mujer de otro.
3. Pero si éste también ya no la quiere y la despide con un certificado de divorcio, o bien si llega a morir este otro hombre que la tomó como mujer suya,
4. el primer marido que la repudió no podrá volver a tomarla por esposa, ya que pasó a ser para él como impura. Sería una abominación a los ojos de Yavé que la volviera a tener. No manches la tierra que Yavé te dará en herencia.
Animales “impuros”
Deuteronomio 14:3-8
3. No comerán nada que sea impuro. Estos son los animales que podrán comer:
4. el buey, la oveja y la cabra,
5. el ciervo, la gacela y el gamo, la cabra montés, el antílope, el búfalo y la gamuza.
6. O sea, que pueden comer cualquier animal rumiante de pezuña partida en dos mitades. 7. Pero no comerán de los que solamente rumían, o que solamente tienen la pezuña partida: el camello, la liebre y el conejo que, si bien rumian, no tienen la pezuña partida; los tendrán por impuros.
8. Tampoco comerán carne de cerdo, que tiene la pezuña partida, pero no rumia. Ustedes lo tendrán por impuro: no comerán su carne ni tocarán su cadáver.
Bueno, hay que reconocer que el Levítico y Deuteronomio contienen también mandamientos sensatos y aceptables en un sistema moral actual (cristiano-occidental). He rescatado algunos de aquellos que me parecen descabellados y hasta abominables. Esto nos podría indicar una cosa: que ese sistema moral fue diseñado para un contexto distinto y por lo tanto factible de modificación. Si eso es así entonces concluimos que el sistema moral divino es mutable, ergo imperfecto. Si algo es perfecto es inmutable por definición.
Por lo tanto el sistema moral no puede ser divino. Al menos no aquel descrito en el Antiguo Testamento.
Finalmente, ¿alguien daría a su hija virgen para que sea violada por un grupo de enardecidos pobladores? La respuesta es obvia. Ni siquiera podríamos imaginar una situación así. Bueno, parece que en las épocas bíblicas, la mujer era considerada un ser muy inferior. Se cree que era práctica común en los desiertos del medio oriente el infanticidio femenino. El Corán luego lo prohibió. La Biblia nos cuenta dos pasajes (Génesis 19:4-11 y Jueces 19:22-29) en donde ofrecer a tus hijas vírgenes era una forma negociar la paz con un enemigo o un grupo de amotinados. Práctica aceptada entre los habitantes de esa región en esa época.
Lot prefers the fornication of his virgin daughters... as long as there no gay sex involved? Painting: Guido Reni, National Gallery.
Génesis 19:4-11
4. No estaban acostados todavía cuando los vecinos, es decir los hombres de Sodoma, jóvenes y ancianos, rodearon la casa: ¡estaba el pueblo entero!
5. Llamaron a Lot y le dijeron: «¿Dónde están esos hombres que llegaron a tu casa esta noche? Mándanoslos afuera, para que abusemos de ellos.»
6. Lot salió de la casa y se dirigió hacia ellos, cerrando la puerta detrás de sí,
7. y les dijo: «Les ruego, hermanos míos, que no cometan semejante maldad.
8. Miren, tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en mi hospitalidad.»
9. Pero ellos le respondieron: «¡Quítate del medio! ¡Eres un forastero y ya quieres actuar como juez! Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.» Lo empujaron violentamente y se disponían a romper la puerta.
10. Pero los dos hombres desde adentro extendieron sus brazos, tomaron a Lot, lo introdujeron en la casa y cerraron la puerta.
11. Hirieron de ceguera a los hombres que estaban fuera, desde el más joven hasta el más viejo, de modo que no fueron ya capaces de encontrar la puerta.
Jueces 19:22-29
20. El anciano le dijo: «La paz sea contigo, yo proveeré a todas tus necesidades, pero no pases la noche en la plaza.»
21. Los llevó a su casa y dio forraje a los burros. Y ellos se lavaron los pies, comieron y bebieron.
22. Mientras se recreaban, los hombres de la ciudad, gente malvada, cercaron la casa y golpeando la puerta dijeron al anciano, dueño de la casa: «Haz salir al hombre que ha entrado en tu casa para que nos divirtamos con él.»
23. El dueño de la casa salió donde ellos y les dijo: «No, hermanos míos, no se porten mal con él. Ya que este hombre ha entrado en mi casa, no cometan infamia contra él.
24. Aquí está mi hija, que es virgen, y también la concubina de mi compañero. Si quieren, se las entregaré. Abusen con ellas y hagan con ellas lo que les parezca, pero no cometan contra este hombre semejante infamia.»
25. Pero aquellos hombres no quisieron escucharlo. Entonces el hombre tomó a su concubina y se la sacó fuera. Ellos la violaron, la maltrataron toda la noche y hasta la mañana y la dejaron al amanecer.
26. Llegó la mujer de madrugada y cayó a la entrada de la casa del hombre donde estaba su marido; allí quedó hasta que fue de día.
27. Por la mañana se levantó su marido, abrió las puertas de la casa y salió para continuar su camino. Entonces vio a la mujer, su concubina, tendida a la entrada de la casa, con las manos en el umbral,
28. y le dijo: «Levántate y vámonos.» Pero no hubo respuesta. El hombre, pues, la cargó sobre su burro y siguió su camino para volver a su pueblo.
29. Llegado a su casa, tomó un cuchillo y tomando a su concubina la partió, miembro por miembro, en doce trozos y los mandó por todo el territorio de Israel.