sábado, 14 de enero de 2012

El Dios del Antiguo Testamento

Hace un tiempo tuve la oportunidad de ver una película titulada “El Juicio contra Dios” (“God on trial”, 2008), basada en el libro de Elie Wiesel “The Trial of God, en donde un grupo de prisioneros judíos en el campo de concentración de Auschwitz, desesperados por la inminente muerte en las cámaras de gas, deciden llevar a juicio a Dios. Las intervenciones se dan desde distinta óptica en favor y en contra, sin embargo una de ellas, quizá la más clara y contundente fue aquella que cuestionó la Alianza que los judíos habían hecho con Dios. Su argumento recorre el comportamiento de Dios desde su pacto con Abraham. Revisamos hechos, que muchas veces no se quiere leer en voz alta, o se lee con interpretaciones que salvan la figura de Dios.



El argumento resumido va así:

Dios libero a los judíos del yugo de Egipto. Pero, ¿cómo llegaron los judíos a Egipto en primer lugar? Llegaron ahí por una hambruna. Quien envió la hambruna?: Dios.

¿Y cómo los sacó Dios de Egipto, pacíficamente, con un soplo? No.

Ante la negativa del Faraón, mandó 10 plagas (ranas, mosquitos, peste, granizo, langostas, etc.) Pero la última, ¿cual fue la última?

Éxodo 12:29

“Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito  en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.”

¿Qué podrían haber sentido las madres egipcias de esta maldición? ¿Qué lección pueden haber sacado de ello? ¿Qué culpa tenían los niños de las acciones que tomó el Faraón? ¿Por qué no mando a matar al Faraón?

Cruza el pueblo judío el Mar Rojo y cuando el ejército egipcio sale en su persecución, Yavé ordena que se junten las aguas, ahogando al ejército entero. ¿Por qué no cerró antes las aguas del mar, para evitar muertes inútiles?

Éxodo 14:26-28



“26 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería.

27 Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar.

28 Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.”




Luego el pueblo elegido por Dios, guidaos por Moisés, va en busca de la tierra prometida. Evidentemente, esa tierra no estaba desierta totalmente, habías pueblos que habitaban la región, pero con la ayuda de Yavé se logra derrotar o, mejor dicho, exterminar aquellos que opusieran resistencia al avance del pueblo judío, como el pueblo de Amalec.

Éxodo 17:14

“Y Jehová dijo a Moisés: Escribe todo esto en un libro para que sirva de recuerdo, y dile a Josué que yo no dejaré ni el recuerdo de Amalec debajo de los cielos”.

Y cuando Saúl decidió desobedecer a Samuel para dejar vivo al Rey de los amalecitas, luego de recibir el mandato de Yavé a través de Samuel: “Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos. (1 Samuel 15:3),   Yavé le dijo a Samuel “Me arrepiento de haber hecho rey a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha llevado a cabo mis instrucciones.» (1 Samuel 15:10). ¿Dónde está el Dios misericordioso, bondadoso, dónde el perdón, dónde el amor a todos sus hijos?

Y cuando el Rey David derrotó en sangrienta lucha a los moabitas, ¿cómo trató a los prisioneros?

2 Samuel 8:1-2

“También derrotó a los moabitas, a quienes obligó a tenderse en el suelo y midió con un cordel; a los que cabían a lo largo de dos medidas los condenó a muerte, pero dejó con vida a los que quedaban dentro de la medida siguiente. Fue así como los moabitas pasaron a ser vasallos tributarios de David.”

Cuando David cometió adulterio con Betsabé, esposa de Urías, ¿cómo lo castigó?

2 Samuel 12: 13-18.



“—¡He pecado contra el Señor! —reconoció David ante Natán.

 —El Señor ha perdonado ya tu pecado, y no morirás —contestó Natán—.14 Sin embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido al Señor.

15 Dicho esto, Natán volvió a su casa. Y el Señor hirió al hijo que la esposa de Urías le había dado a David, de modo que el niño cayó gravemente enfermo.16 David se puso a rogar a Dios por él; ayunaba y pasaba las noches tirado en el suelo.17 Los ancianos de su corte iban a verlo y le rogaban que se levantara, pero él se resistía, y aun se negaba a comer con ellos.

18 Siete días después, el niño murió.”



Dios mata al niño y no lo hace de manera rápida y sin sufrimiento. No. Lo hace sufrir siete días por el pecado cometido por David. ¿Qué culpa tenía el niño? ¿Dónde está la clemencia de Dios con los niños?

Las historias bíblicas pueden seguir, pero ¿qué aprendieron todos los pueblos que se cruzaron con los judíos de Yavé?¿ Qué podían pensar las madres egipcias, los deudos de los moabitas, los de los pueblos de Amalec? ¿Qué Dios es ése que masacra a sus hijos por proteger a su pueblo elegido? ¿Acaso no son tan hijos de Dios como los judíos? ¿Dónde está el Dios misericordioso bondadoso? Lo único que pueden haber aprendido esas mujeres y hombres es que Dios no estaba con ellos, Dios estaba sólo con los judíos. Ese Dios no era bueno, no podía ser bueno.

Algunos podrían argumentar que no podemos leer tan literalmente la Biblia, que todo ello no pasó tal cual, sino fueron metáforas para entender el plan de Dios. Hay que ubicarnos en el contexto de pueblos violentos, de inestabilidad política en la región, de costumbres aún bárbaras. Esas órdenes de Yavé se daban para un contexto diferente, para otros tiempos.

Yo creo, antes bien, que el Dios que concebían los judíos, lo entendían de acuerdo a su contexto, un Dios adaptado al contexto político-social de la época, donde la guerra y la muerte eran necesarias para sobrevivir, eran moneda común, era aceptado como algo natural en la interacción entre pueblos y naciones. Para los judíos como para otros pueblos eran costumbres aceptadas, que justificaban su estrategia de supervivencia. Al parecer ese Dios era un dios creado por los judíos para justificar su destino de pueblo elegido.

Efectivamente, lo que narra el Antiguo testamente destruye la imagen de un Dios eterno, universal y perfecto. Las muertes, el odio, la revancha, la ira, la injusticia, la intolerancia, etc. con que caracterizan a ese Dios, lo hacen imperfecto, lo hacen relativo para un contexto, para un tiempo, y no lo hacen universal pues es sólo para proteger a un pueblo, que se autodenomina el elegido.

Quizá las características antes citadas para Dios no son aceptables en la actualidad, pero sí lo eran en el pasado. ¿Cuáles son mejores? ¿Cuáles apuntan hacia el bien? ¿Cuál es lo divinamente aceptable? Desde una perspectiva racional, evidentemente, no podemos aceptar la ira, la venganza, la muerte, la intolerancia y la injusticia, como bienes superiores.

¿Qué Dios es el del Antiguo Testamento? ¿Cómo justificarlo?




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